Disraeli E. Angel Cifuentes
Gerardo Vicente Grajales Yuca ya está en casa.
La presión de sus compañeros de trabajo, la presión de las redes sociales, la presión ciudadana, la fuerza de los medios de comunicación, más la verdad y la razón que le asisten, lo hicieron posible: el médico Gerardo Vicente Grajales Yuca ya está en casa.
No cometió ningún delito grave pero lo encarcelaron.
Ni siquiera cometió ningún delito pero le pusieron prisión preventiva justificada.
Por intentar salvar la vida de un político fue acusado y detenido.
En Chiapas a los delincuentes se les deja libres y a los inocentes se les detiene y encarcela.
En Chiapas la justicia no es ciega, sino tiene ojos de dinero, tiene buen oído para el tintinear de las monedas, y bueno olfato para los puestos políticos.
En Chiapas la justicia no existe.
En Chiapas la cárcel es para los indígenas y los pobres.
Jorge Luis Llaven Abarca nuevamente hizo el ridículo, igual que la supuesta banda de secuestradores de San Cristóbal de las Casas encabezada por el indígena sexagenario, Adolfo Gómez Gómez, a quien encarceló para dejarlo morir y presumir una gran campaña de combate a la delincuencia.
En la conciencia del Fiscal General de los Políticos, Jorge Luis Llaven Abarca, debe estar la muerte de este anciano inocente.
Qué bueno, esta vez no dejó morir al médico quien, ofertando la suya, salvó ya muchas vidas y por intentarlo con otro fue acusado de abuso de autoridad.
El abuso lo cometió el Fiscal General de los Políticos.
Fsur