Disraeli E. Angel Cifuentes
Julio Pulido López, el hombrecito impuesto en la presidencia municipal por su hermano, Manolo Pulido, quiere regresar a la alcaldía, pero no lo que se robó: el quiere otros sus tres años de enriquecimiento ilícito. O seis, si fuera posible.
Ya la familia Pulido López se convirtió en la más pudiente, son los nuevos ricos, los adinerados, cuando antes andaban de la medianía hacia abajo, bastante abajo.
Los Pulido y López son los que durante más de una década se metieron, trienio tras triernio, a robar a la presidencia zapaluteca.
Tanto así, que ni la corrupta administración tricolor se le asemeja en cuanto a los grandes saqueos que se hicieron de los recursos de la presidencia municipal.
Julio César Pulido López rápidamente logró construir su propia Casa Blanca, como la de Enrique Peña Nieto y su Gaviota, de decenas de millones de pesos.
En los ejidos chiapanecos a eso se le llama ser “cuch para el dinero” y suelen acompañar la frase con un “SE VALE SER MARRANO, PERO NO TAN TROMPUDO”.
Está bien que regrese, pero to lo que robó, y que esa Casa Blanca se ponga a disposición del Instituto para Devolver al Pueblo lo robado, porque eso no se vale.
Alto a la rapiña de los Pulido López en La Trinitaria. Para ratas, mejor los de la alcantarilla.
FSUR