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10 años en injusta prisión

César Ortega Armas está aprendiendo Derecho Constitucional gracias a la sentencia de 25 años por presunto delito de secuestro; nunca lo cometió, afirma.


Con solo papel y pluma, sin dinero para pagar abogados, Ortega Armas ha venido combatiendo la sentencia en su contra, mediante diversos recursos de apelación.


Y todos las ha ganado. Lleva tres al hilo. ¿Y no le da vergüenza al juez?


Es curioso que un sentenciado haya recurrido la primera sentencia, redactando La apelación él mismo, con su puño y letra, y sin haber estudiado leyes, logrando echar abajo la condena en su contra.


Es incomprensible que la segunda sentencia la hayan hecho en base a las mismas pruebas y consideraciones de la vez anterior, a pesar de que la Sala Regional declarara la sentencia anterior "insubsistente y sin ningún valor"; pero es doblemente incomprensible que el sentenciado haya vuelto a recurrir la segunda sentencia y la haya logrado tirar.


Ya el juez de primera instancia se vio en la necesidad de dictar una tercera sentencia y  el acusado, con una hoja de papel y un lapicero, nuevamente haya derrotado a esa determinación judicial "insubsistente y sin ningún valor".


Ya van cuatro sentencias en contra del señor César Ortega Armas y él mismo las ha tumbado sin haber estudiado leyes.


Lo cierto es que con este acusado nuestro sistema de justicia está cometiendo verdaderos atropellos al derecho y al sentido común.


A pesar de todo a este hombre le han quitado diez años de vida en libertad, para que al final, seguramente, le tengan que decir "usted disculpe".

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