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Los retos y adelantos que ha traído el COVID-19 al sector automotriz

Leopoldo Bala



Cruda realidad



A partir de la primera revolución industrial es donde se comenzaron a remplazar procesos humanos o fuerzas animales por el uso de vapor y sistemas mecanizados; las industrias se han adaptado a los retos como lo suponían conflictos bélicos y desastres naturales. Las marcas más longevas de automóviles estuvieron presentes de alguna manera en la Primera Guerra Mundial mientras que decenas más nacieron derivado de la Segunda Guerra Mundial.

Afortunadamente hoy no estamos ante una batalla armada donde cada país pelea por su parte, sino que, unidos como naciones, se busca la pronta resolución ante el COVID-19 y el repunte en la economía global, que en 2020 ha tenido caídas inimaginables.

Sin duda, las pérdidas más sensibles son todas las personas víctimas de la pandemia. Estas han sido el parteaguas para que las empresas automotrices hayan cambiado durante algunos meses la centralización de objetivos y, ahora, la reestructuración en sus formas de trabajo.


Cambiando los objetivos



Durante el primer trimestre del año, cuando aún no se tenía tanta información acerca del virus y lo primordial era (y sigue siendo) salvaguardar las vidas, diversas marcas y proveedores dejaron de lado la producción de autopartes para la realización de respiradores artificiales.

Incluso la Fórmula 1 canalizó las fábricas de los equipos competidores para la ayuda en sus países de origen: Inglaterra, Italia, Austria, Estados Unidos y Francia.

Un recurso que ha probado ser clave son las impresoras 3D, pues brindaron la oportunidad de manufacturar piezas diseñadas por computadora de un modo barato y preciso.



Un nuevo término y la responsabilidad social



Por su parte, mientras las ensambladoras permanecían cerradas como medida preventiva, las oficinas centrales de cada marca tuvieron el reto de mantener un rango de productividad y el continuar informando al público de sus próximos lanzamientos.

El término “home office” nace en el primer lustro del nuevo milenio a través del atentado contra las torres gemelas y fue adoptándose en diversos países como una nueva forma de la administración pero que hasta 2019, no era explotada.

Las juntas de lunes por la mañana para analizar los modelos de autos más vendidos fueron relegadas por videollamadas, los espacios en oficina quedaron vacíos para que, desde la sala o recámara, el trabajador redacte los documentos oficiales de promociones para compra. Presentaciones de nuevos modelos son mostradas ahora a través de videos en vivo mediante redes sociales y en su mayoría, abiertos al público.


Firmas automotrices que ostentan fábricas ensambladoras o maquiladoras en nuestro país, incorporaron (con menos personal y a distancia) elementos de sanidad a sus líneas de producción, como cubrebocas, caretas, gel antibacterial y guantes en los meses más críticos de la pandemia. El sector automotriz en su labor social apoyó también a los médicos y restaurantes locales a través de la compra, transporte y entrega de alimentos a los profesionales de la salud que están luchando día a día en los hospitales.


El COVID-19 y el adelanto tecnológico



Desde 2011 se ha introducido el término de la cuarta revolución industrial o Industria 4.0. Este movimiento se basa en el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s) para la optimización en el manejo de datos dentro de las industrias y con el cliente final.

Los países con mayor desarrollo ya cuentan con conglomerados que han adaptado la Industria 4.0 puesto que las amenidades del gobierno y el desarrollo de la población así lo permiten.

Lamentablemente, en México el cambio se ve aún lejano puesto que la mano de obra sigue siendo barata y dar el paso a la 4ta revolución conlleva mucha inversión pública y privada.

El COVID-19 ha traído un adelanto que, según expertos de la mercadología en México, era estimado para dentro de 5 años. Si bien hace falta la infraestructura para llevar Internet de mejor calidad a zonas más lejanas de las densidades poblacionales importantes, el primer paso ya se ha dado. Las marcas de automóviles han dado el ejemplo para una adaptación eficaz.



La nueva normalidad en el sector automotriz.



Bajo palabras de diversos directores automotrices en México, se ha declarado que el trabajo desde casa llegó para quedarse, dando incluso la oportunidad de decisión para sus trabajadores que, una vez sobrepasada esta pandemia, elijan entre volver a las oficinas o continuar con su nueva normalidad.

Para las personas con ingresos mensuales asegurados, sin duda esta es la mejor etapa para adquirir un auto nuevo porque las tasas de interés han llegado a niveles nunca antes vistos.

Las agencias comienzan a trabajar bajo los protocolos necesarios e, incluso, se puede adquirir mediante internet un nuevo auto. Los procesos de servicio post-venta también están albergados en la nueva normalidad con la facilidad de que un trabajador acuda a tu domicilio de una manera segura para llevarse tu auto, realizar el trabajo necesario y devolvértelo con garantía de sanidad.

El cierre de año comienza a tener un mejor panorama para la industria automotriz a través de todas estas nuevas técnicas. De todas ellas se puede aprender y replicar en modelos más pequeños. Los nuevos emprendedores deben estudiar las técnicas de producción del área automotriz y sus filosofías para el correcto uso de materias primas, capital humano y financiero. La calidad puede ser garantizada a través de métodos diseñados por marcas asiáticas y los procesos administrativos replicados de firmas estadounidenses.



¿Sigues creyendo que estamos lejos de esos métodos?



No. Todas las herramientas son escalables a cualquier tipo de negocio, sea una dulcería local o sea una cadena nacional departamental. Dejemos de ver el área automotriz como un segmento que solo realiza los productos que nos movilizan y pongamos el dedo sobre el renglón para saber cuales serán sus próximos pasos que dentro de poco serán seguramente acogidos en otras áreas empresariales.

El COVID-19 ha traído dentro de todo lo malo, nuevas técnicas laborales y clarificación de panoramas para un futuro más conectado y más prometedor.


Leopoldo Bala

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