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Población nacional de jaguares incrementó en 20% en cinco años

Gerardo Ceballos González, investigador en el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dio a conocer «La Estrategia Nacional de Conservación del Jaguar” una guía con objetivos y acciones a corto, mediano y largo plazo para promover la conservación del jaguar y su hábitat en México. Y resultado de la experiencia de diversos especialistas en biología, ecología, conservación y política pública relacionados con la especie.



El próximo mes de diciembre, realizarán el tercer Simposio Internacional, contarán con 50 especialistas de 20 instituciones privadas, conservacionistas, gobierno federal e iniciativa privada. Durante tres días, discutirán los avances de la estrategia.


Se requiere de marcos de referencia para entender que: ¿Hay jaguares?, ¿Dónde se tienen?, ¿Están en buen estado de conservación o en peligro de extinción?, ¿Por qué se encontraban en esa situación? y ¿Qué se puede hacer?. Estas preguntas son fundamentales en cualquier esquema de conservación, indicó Ceballos González.


Los componentes de la estrategia se enfocan en nueve temas fundamentales, en cada componente se han identificado antecedentes, escenario, problemática, factores causales, soluciones y acciones prioritarias de trabajo, así como los actores involucrados. La implementación de esta permitirá guiar de forma ordenada a los tomadores de decisiones.


El primer componente son las acciones para mitigar y frenar la pérdida y fragmentación del hábitat, mantener la conectividad entre las poblaciones localizadas en áreas prioritarias a través de una política ambiental enfocada en la cero conversión de las selvas y bosques. Y, promover el establecimiento de convenios para la designación de nuevos espacios para su conservación.


Entre el 2008-2010 llevaron a cabo el Primer Censo Nacional del Jaguar (CENJAGUAR) identificó áreas críticas para el felino y regionalizar acciones encaminadas a la conservación de la especie -aspecto crucial para la toma de decisiones- acordes con las necesidades actuales de desarrollo del país. A partir de los resultados, estimaron una población de alrededor de 4 mil jaguares, identificaron la situación de las poblaciones en cada una de las 5 regiones prioritarias. A principios del 2016 se llevó a cabo el segundo Censo en 10 sitios, para evaluar las tendencias de las poblaciones del jaguar y sus presas, con el fin de establecer los lineamientos para llevar a cabo registros cada cinco años.


Posterior a ello, elaboraron una guía de procedimientos de manejo y consideraciones logísticas y legales para realizar la correcta captura, translocación y liberación de individuos silvestres. Entre otros elementos, trabajaron en formular criterios para el mantener y rehabilitar a jaguares en cautiverio, tengan viabilidad para ser liberados o resguardados de manera permanente.


En la actualidad la Alianza trabaja de manera colaborativa para generar propuestas viables y de acción inmediata que permitan mitigar los factores causales de conflicto humano-jaguar, e incidir en políticas públicas. Las tres principales líneas de trabajo son: conflicto ganadero, cacería ilegal y cautiverio sin fines de conservación.


Por consiguiente, el equipo de trabajo está formulando una estrategia jurídico-social de alto impacto que constituya una herramienta eficaz en la protección y conservación, a través de la consolidación del bloque de constitucionalidad ambiental, la creación de políticas públicas eficaces y el fortalecimiento de las instituciones ambientales en conjunto de la sociedad civil.


El sexto componente señala a las obras de infraestructura, algunas son: carreteras y vías ferroviarias, gaseoductos y oleoductos, plantas eléctricas, sistemas hidráulicos, nuevos centros de población. Estas transforman el paisaje natural, con ello la composición de la biodiversidad y de los procesos ecológicos a diferentes escalas.


En cuanto al apoyo de instituciones, diseñarán una estrategia a nivel nacional de comunicación, educación y difusión para posicionar a la especie como emblemática, enfatizar su importancia cultural y ecológica en el país. Aplicar un programa de educación ambiental formal, no formal e informal para la conservación del jaguar y sus presas, con la participación de todos los sectores de la sociedad. Otro punto es la promoción de la cooperación internacional en acciones, programas y políticas a favor de la conservación, por medio de alianzas, vinculando e integrando la Estrategia mexicana con las de los demás países del área de distribución del jaguar a nivel local.


El último componente, es el manejo comunitario de los recursos naturales, busca incluir la participación de las comunidades y con ello obtener resultados positivos y favorables. Muchas de las zonas en donde hay registro de presencia del felino son propiedades ejidales o comunales. Por lo tanto, las acciones de conservación deben tomar en cuenta las necesidades de la especie como las socioeconómicas.


En América se realizó por primera vez un Censo Nacional sobre el Jaguar (Cenjaguar), un estudio precursor sobre el carnívoro más grande de los trópicos del continente. En todos sus rangos de distribución, desde el norte de México hasta el de Argentina, es una especie en riesgo de extinción, las poblaciones más grandes habitan en la Amazonia, en particular Brasil, Bolivia y Ecuador.


Una de las principales causas del decremento de sus poblaciones en México es la deforestación, fragmentación y perdida de su hábitat como selvas, bosques y manglares, aseguró el investigador. Sumándose la caza furtiva, para obtener una presa como trofeo o traficar su piel, cráneo y dientes, en el caso de las hembras para el comercio de crías y la mortalidad causada por ganaderos.


El gran deterioro de sus poblaciones en México y Centroamérica ocurrió por la cacería entre 1940 y 1980 dijo Ceballos González. Solo en 1970, embarcaron mil 500 pieles para “la moda en todo el mundo”, aunque todavía hay caza furtiva en 1987 se prohibió en el país.


Otra causa de la disminución de sus poblaciones es la cacería de subsistencia para proveer de proteína a las poblaciones locales. Tiene como consecuencia que no haya suficientes presas para alimento, en muchas regiones la venta de carne de animal de monte como venados, tapires y pecaríes se ha convertido en un negocio.


El censo fue realizado con cámaras trampa sensibles al movimiento, abarcó dos etapas: de 2008 a 2010 y de 2016 a 2018. Este esfuerzo de más de 10 años, involucró a científicos destacados como Heliot Zarza de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Lerma, Marco Lazcano Barrero de El Edén, Antonio de la Torre del Instituto de Ecología de la UNAM y José González Maya de Procat Colombia.


Ceballos González resaltó una estimación en la población de 20 mil ejemplares a principios del siglo XX. La primera fase del registro indicó que el jaguar era una especie en peligro de extinción, porque sólo había alrededor de cuatro mil en el país, sin embargo, la segunda mostró que aumentó en 800 ejemplares en 2018, llegando a cuatro mil 800, aún se encuentra en casi toda “su área de distribución histórica”.

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